El primer impacto de sabor que tenemos al nacer es el dulce, es la primera sensación que nos satisface como seres vivos. A través del tiempo, en general, desarrollamos ese gusto; es raro encontrar gente que no ame comer cosas dulces; un postre, un bocado sutil, bien hecho, que nos despierte satisfacción y goce.

Muchos lo valoran y son felices al comer dulzuras, Roxana es feliz haciéndolas. Es por sobre todo la dueña de una gran inquietud positiva que la lleva a lograr cosas que para cualquier persona, sin ímpetu arrollador, seria imposible. Es cabal y efectivamente una gran profesional, hecha de aprendizaje y trabajo. Sin desmayos ni flaquezas, es sobre todo un ser que realiza lo que emprende con verdadero frenesí.

La conocí como alumna; exigente, interrogadora, interesada e inteligente. La vi nacer como docente; paciente, generosa, sencilla y amante de su trabajo. Como bien se dice: “uno no es lo que dice sino lo que hace”; conozco su labor, sus trabajos delicados, su paso por cocinas y pastelerías de exigencias y su amor por la profesión que, valga la redundancia la llena de dulzura.